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LA ENSEÑANZA DE LA TECNICA PIANISTICA
Aunque parezca increíble, por razones que dimanan de la ignorancia y/o de la inercia, la pedagogía del piano que se enseña a los sufridos alumnos de medio mundo sigue estando todavía basada en la contratécnica y en las ideas mecanicistas del siglo XVIII anteriores al descubrimiento de la técnica transcendental. Es decir, la contraténica lleva estancada desde hace más de dos siglos, lo que equivale a decir que su forma de enseñar el piano no se diferencia mayormente de la manera en que se enseñaban el clave o el fortepiano a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, cuando aparecieron buena parte de los estudios mecánicos para el piano todavía utilizados hoy en día por la contratécnica, y que son perfectamente trasladables al clavecín, ya que hasta están concebidos para que no se use el pedal derecho del piano, el cual es, como es sabido, un elemento esencial e idiosincrático que diferencia al piano del resto de los teclados, proporcionando una sonoridad que lo convierte en un nuevo instrumento muy alejado de los instrumentos de tecla que le precedieron. Como advirtió escandalizado Arnold Schoenberg en su Tratado de Armonía: "Ningún arte resulta tan obstaculizado por sus propios profesores como la música". Curiosamente, aquellos profesores de piano que en lugar de dar clases a los niños deberían recibirlas, siguen siendo los más fanáticos y beligerantes defensores de la contratécnica, deplorable situación que una y otra vez desafía el sentido común por lo evidente del asunto. La adorada Biblia de la contratécnica son los rancios estudios de Czerny, Hanon et alia, piezas musicalmente vacuas y técnicamente engañosas, que suelen impedir que el alumno desarrolle de manera natural los fundamentos de la técnica pianística, lo que habitualmente acaba en el agarrotamiento muscular con el paso de los años. Estas piezas no contienen ni un solo juego pianístico de la técnica transcendental por la sencilla razón de que sus autores la desconocían (ya sea por ser compositores cronológicamente anteriores a su descubrimiento, o simplemente por no ser virtuosos del piano). El estudio mecánico de escalas y arpegios y los métodos de marras derivados de esta errónea concepción (Czernys, Hanons y similares) han sido desaconsejados hasta la saciedad por los grandes pianistas (Martha Argerich, Claudio Arrau, Daniel Barenboim, Dimitri Bashkirov, Vladimir Graffman, Joan Moll, Vicente Scaramuzza, Issabelle Vengerova, etc.). Es más, los grandes compositores-pianistas hasta se han tomado la molestia de ridiculizarlos en sus obras, como por ejemplo Saint-Saëns en El Carnaval de los Animales y Debussy en la jocosa parodia 'Doctor Gradus ad Parnassum' de la suite Children's Corner. Por tanto, resulta de la máxima importancia renovar la anticuada pedagogía pianística sustituyendo en la clase de piano los estudios mecánicos por otros muy diferentes, creados por compositores-pianistas que consigan adaptar los ricos juegos pianísticos propios de la técnica transcendental, utilizados principalmente en la escritura virtuosística, a todos los niveles del instrumento, y especialmente a los iniciales e intermedios. Se trata de una tarea compleja y difícil pero apasionante, que creo se ha intentado alcanzar por primera vez en la historia, si no me equivoco y si se me permite decirlo, con la publicación del ciclo de Estudios para la Técnica Transcendental del Piano, a Todos los Niveles, en 10 volúmenes, que la Escuela de Música e el Instituto de Investigación Musical de MAGERIT MUSICAL de Madrid (España) han sido los primeros en implantar con notable éxito.
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